domingo, 25 de marzo de 2012

SOBRE TEATRO DEL SIGLO DE ORO (II)




SOBRE TEATRO DEL SIGLO DE ORO (II)

1.- Definición de auto sacramental en Lope de Vega.

Comedias
A honor y gloria del Pan
Que tan devota celebra
Esta coronada villa:
Porque su alabanza sea
Confusión de la herejía
Y gloria de la fe nuestra,
todas de historias divinas.

Lope de Vega, Loa entre un villano y una labradora.


2. - Definición de auto en Calderón de la Barca.

PASTOR.
…decidme, aquellas torres
o triunfales carros que
el aire ocupan disformes,
¿para qué fin aquí están?

LABRADORA
A fin de hacer las mejores
fiestas que pudo la idea
Inventar.

PASTOR
¿Qué son?

LABRADORA
Sermones
Puestos en verso, en idea
representable cuestiones
De la Sacra Teología,
Que no alcanzan mis razones
A explicar ni comprender
Y el regocijo dispone
En aplauso de este día.

Calderón de la Barca, La Segunda Esposa.

3. – Calderón legitima algunas características de los autos:

que alegóricos fantasmas
ni tiempo ni lugar tienen. (1)

…aquí
no hay realidad de personas,
y lo alegórico puede
pasar los siglos por horas (2)

porque siendo fingidas
ideas, como somos,
de alguna fantasía
que contará esta historia
a la luz de alegoría, (…)

claro está que ni a lugares
ni a tiempos nos obliga
la precisión; y así,
porque nos facilitan
los retóricos tropos
el que el oyente mida
los instantes a horas,
las horas luego a días,
y los días a años (3)

…puesto que es segura
la metáfora, corramos
con ella sin que la calumnia
pueda haber en trajes, tiempos
ni lugares. (4)

… soy
(si en doctos términos me defino
docta Alegoría, tropo
retórico, que expresivo,
debajo de una alusión
de otra cosa, significo
las propiedades en lejos,
los accidentes en visos,
pues dando cuerpo al concepto
aun lo no visible animo..(5)

(1) Calderón de la Barca, Primero y segundo Isaac.
(2) Calderón de la Barca, El pintor de su deshonra.
(3) Calderón de la Barca, A María el corazón.
(4) Calderón de la Barca, El Maestrazgo del Toisón.
(5) Calderón de la Barca, Loa del Sacro Parnaso.




4. - El turno de Tirso de Molina:

En la comedia, los ojos
¿no se deleitan y ven
mil cosas qua hacen que estén
olvidados tus enojos?
La música ¿no recrea
El oído, y el discreto
No gusta allí de conceto
Y la traza que desea?
Para el alegre ¿no hay risa?
Para el triste ¿no hay tristeza?
¿Para el agudo agudeza?
¿Allí el necio no se avisa? (…)
De la vida es un traslado
Sustento de los discretos,
Dama del entendimiento,
Del os sentidos banquete,
De los gustos ramillete.

Tirso de Molina, El vergonzoso en palacio.




5. – Diferencia entre la naturaleza y el arte.

Esta diferencia hay de la naturaleza al arte: que lo que aquélla desde su creación constituyó, no se puede variar, y así siempre el peral producirá peras y las encinas su grosero fruto [el arte sí admite variación, y por lo tanto:] ¿Qué mucho que la comedia […] varíe las leyes de sus antepasados, e injiera industriosamente lo trágico con lo cómico, sacando una mezcla apacible destos dos encontrados poemas, y que, participando de entrambos, introduzca ya personas graves como la una, y ya jocosas ridículas, como la otra?

Tirso de Molina, Los cigarrales de Toledo.

6.- Otra opinión de un foráneo.

En cuanto a la comedia, hay compañías de comediantes casi en todas las ciudades, y en proporción mejores que la nuestras; pero no las hay pagadas por el rey. Representan en un patio donde hay muchas casa que dan a él, de manera que hay enrejados, no son de ellos, sino de los propietarios de las casas; representan de día y sin lámparas, pero su teatro no tiene tan hermosas decoraciones como las nuestras, salvo en el Buen Retiro (donde hay tres o cuatro salas de comedia diferentes), pero tienen anfiteatros y el patio.
Hay en Madrid dos sitios o salas, que ellos llaman corrala, que están siempre llenas con todos los mercaderes y todos los artesanos, que abandonando su tienda, vanse allí con la capa, la espada y el puñal, y todos se llaman caballeros, hasta los zapateros; y éstos son los que deciden si la comedia es buena o no, y a causa de si la silban o la aplauden, y los que están a uno y otro lado en fila, para hacer una especie de salva, los llaman mosqueteros, de modo que la buena suerte de los autores depende de ellos.

Me han contado de uno de esos autores que fue a encontrar a uno de esos mosqueteros y le ofreció cien reales para que se mostrase favorable a su obra; pero le respondió altivamente que ya vería si era buena o no; y fue silbada.
Los hay que tienen su sitio en el teatro, que conservan de padres a hijos, como un mayorazgo que no se puede vender ni empeñar, tanta es la pasión que sienten por eso. Las mujeres están todas juntas en el anfiteatro, en un extremo que está separado de los demás, donde los hombres no pueden ir.

François Bertaut, Journal de voyage d´Espagne, París, 1669 (viajó por España en 1659).

Los puntos 1,2 y 3 están sacados del libro Los autos sacramentales de Calderón de la Barca, de Alexander A. Parker (Ariel, 1983), el 4 y el 5 de la Historia del teatro español del Siglo de Oro, de Ignacio Arellano (Cátedra, 2005) y el último punto de La vida española en el Siglo de Oro según los extranjeros, de José María Díez Borque (Ediciones del Serbal, 1990).




No hay comentarios:

Publicar un comentario