sábado, 26 de mayo de 2012

TRES TESTIMONIOS DE TEATRO MEDIEVAL


TRES TESTIMONIOS DE TEATRO MEDIEVAL.
1.-  FIESTAS EN EL PALACIO DEL CONDESTABLE IRANZO
         Uno de los primeros testimonios de representaciones cortesanas en España se llevó a cabo en el palacio del condestable Iranzo, para celebrar la Natividad de Jesucristo, concretamente en 1461. Se trata del auto de los Reyes Magos, para conmemorar una fiesta de gran tradición religiosa, con textos conservados en diferentes lugares de la geografía nacional y también con una larga costumbre de ser representada en los templos peninsulares.
                                             Los Reyes Magos.
      Así venido e llegado a la dicha çibdad de Jahén, como luego sobrevinieron las fiestas de la Natividad de Nuestro Señor Ihesuchristo de mil e quatroçientos e setenta e uno años, dos días antes envió mandar…e porque por el puerto de Almarjal no pudiese entrar mucha gente poderosa de moros sin ser sentidos, que fiziesen poner buenas guardas en él…Pasada la Pascua e venido el domingo primero después della, mandó convidar para que comiesen e çenasen con  él todos los señores de la iglesia mayor… Y en la noche, los dichos señores Deán e Cabildo çenaron con él, e ovo muchos momos de personajes, e danças e bailes y cosautes.  Y luego el día de la fiesta de los Reyes siguiente mandó convidar al dicho señor Obispo e a todos los caballeros, justicia, regidores, jurados e otros escuderos, e algunas dueñas e doncellas de la dicha çibdad  para que comiesen e çenasen con él…E seyendo ya tiempo se retrayó a çenar. Y después de fecha la representación de Los tres Reyes Magos con mucha devoción, e así mismo pasada la mayor parte de la noche en bailes y danças, e dada la colaçión, çesó el festejar e fue cada uno a reçebir aquella recreación que la umana natura demanda.
2. -  CONSTITUCIONES SINODALES DE SEGOVIA, 1472.
         Que non se fagan juegos ni cosas desonestas en las iglesias el día de Navidat e los tres días siguientes: Santidat es devida, segunt dize el profeta, a la casa del Señor, donde el santo de los santos, Jesuchristo, nuestro Señor, con tremor e humilldat debe ser adorado e con devoçión ensalçado, en cuyo nombre todo hinojo debe ser fincado por tierra. Contra aquesto ha seído cabsada, segunt se cree por inistigaçión del enemigo, de luengos tienpos acá, cierto uso e costunbre, que más verdaderamente es dicho abuso e corruptela, así en la nuestra iglesia cathedral commo en las otras iglesias del dicho nuestro obispado, conviene a saber, que los días de Sant Esteban e de Sant Juan Evangelista e de los Ignoçentes e en otros çiertos días festivales, diciéndose la misa e los otros divinales ofiçios, suelen e acostunbran fazer e decir muchas burlas e escarnios e cosas torpes e feas e desonestas, de dicho e de fecho, con que nuestro Señor es ofendido, las quales debían ser muy ajenas de toda casa de oración e de ofiçio divinal. Por ende, nos, queriendo en aquesto dar remedio convenible, en quanto podemos, sancta sínodo aprobante,  irritamos e cassamos e anulamos la tal costunbre, uso e abuso e corruptela. E mandamos e defendemos firmemente por esta nuestra constitución e ordenança, al deán e cabillo e dignidades e personas e canónigos e vicarios e curas e clérigos e capellanes e a todos los otros clérigos e benefiçiados de todas las iglesias del dicho nuestro obispado, e a cada uno dellos, que de aquí en adelante, en los dichos días e fiestas ni en alguno dellos ni en otros algunos, diciéndose la misa o Bísperas o Maitines o otros qualesquier divinales ofiçios, non digan ni fagan las semejantes burlas e cosas feas, torpes e desonestas, en dicho ni en fecho nin eb otra manera alguna, ni cantes chanónetas ni cantares desonestos, salvo solamente aquellas que pertenesçieren a loor e alabança de Dios e de nuestra Señora, su madre, e de los sus dsantos. E qualquier que las coss suo dichas torpes e desonestas o algunas dellas cantare o fiziere o dixese en los dichos ofiçios divinales, por el mismo fecho, sin otra muniçión alguna, por cada vegada que fuere benefiçiado en la dicha iglesia catedral, de treinta reales de plata, e si fuere cura o benefiçiado fuera de la dicha iglesia, de la meitat de los dichos reales…Pero po esto non quitamos ni defendemos que no se faga el obispillo e las cosas e abtos a él pertenesçientes, que por çiertos misterios se suelen e acostunbran fazer en cada un año.   
3. - MARTÍN PÉREZ: “LIBRO DE LAS CONFESIONES” (hacia 1316)
CAPÍTULO CXXXIV. De los estriones que tienen ofiçio dannoso, et primero d elos que transforman sus cuerpos en otras muchas viles semejanças: Otrossí ay otro mester danpnoso que llaman la Escriptura estriones, et son en quatro maneras. Unos son que se transforman en otras semejanças de diablos et bestias, et desnuyan sus cuerpos et tíznanse et fazen en sus cuerpos saltos et torpes gestos et muy torpes et muy suzias juglerías, et mudan las fablas; Et a las vegadas contençen peleas por onde et muertes et otros males. Et ellos fazen estas cosas por plazentear a los omnes et algunos por ganar algo. En esta manera suelen andar los que fazen los çaharrones por la villas et por los mercados et detienen los omnes en vanidades et non an otro mester sino éste. Et non es ofiçio porque pueden salvar, ca non a en él pro, et a en él danno de sí et de todos sus christianos. Onde conviene que los que así viven que desanparen tales ofiçios si quieren salvar sus almas, et que vivan de otros buenos ofiçios et que fagan penitença de quanto mal fizieron.
CAPÍTULO CXXXV: De los estriones que llamamos albardanes et profazadores et dezidores et trovadores: Ay otra manera de estriones que llamamos albardanes, et an ofiçios malos, que andan de tierra en tierra et de villa en villa, et demás en las cortes et ene los palaçios de los reyes et de los sennores, et viven por decir mentiras et muchos males de las lenguas. Así andan algunos albardanes que suelen andar en las casas de los reyes ete de los sennores, et dizen albardanías et fazen escarnios et saben decir mal de sus christianos por maestrías en mentiras de trovas, et porfaçan de los omnes et de las mujeres en guisa que mayor miedo an algunos de las lenguas de tales que de Dios. En esta manera andan los pasafríos et caçorrías et detienen los omnes con sus palabrfas et fazénles perder el tiempo espendiéndol en pecado et fazen a los omnes perder muchas pedricaçiones et las oras de Dios por oír las sus mentiras. En esta manera andan algunos otros omnes et mujeres que se fazen físicos et non lo son, mandan fazer muchas melecinas que son vedadas en Santa Eglesia. Así andan otros que se trabajen de adeniar et decir a los omnes sus faziendas por signos et por palabras et por encantaciones. Et dizen “esto vos verná” et “tal será vuestro fijo” et “en tal lugar averedes ventura”, et otras cosas tales con que engañan a muchos et a  a muchas por levar algo dellos. Estos todos convienen que desanparen tales ofiçios, si penintençia quieren fazer, porque se salven et deseganen a quantos engañaron et tornen lo que con enganno levaron et fagan penitençia de todo quanto mal fizieron.
CAPÍTULO CXXXVI: De los joglares, que son otra manera de estriones: Otra manera ay de estriones que se llaman joglares, et traen viuelas et çitolas et arrabaes et otros estromentos. Et esos joglares son en dos maneras. Si son tales joglares que cantan cantares de los santos o de los faziendas o de las vidas de los reyes et de los prinçipes et non cantan otros cantares locos que mueven a los omnes amor mundanal et cantan en lugares honestos et non en lugares desonestos, bien podemos a estos tales joglares dar vegar a bevir tales, tanto que se confiesen et vivan en otra manera en penitençia. Ay otros jogalres que cantan cantares suzios et caçorrías et otros cantares vanos de amor que mueven a los omnes a luxuria et a pecado que los oyen. Otros fazen algunos encantaciones, como fazen algunos paresçer con enganno que mudan algunas cosas en culebras o en ranas o dados o en otras cosas, tales fazen ellos engañosamente escarneçidos los ojos de los locos que se pagan de ser vanidades. Et otros déstos traen estromentos para cantar, et algunos déstos cantan en tabernas et en torpes et desonestos lugares.  Otrossí son omnes otros et mugeres que cantan sin estromentos quebrantando sus cuerpos et saltando et tornairando en dobalndo sus cuerpos et torçiendo los ojos et las bocas et faziendo otros malos gestos et villanías de amor torpe et suzio, commo suelen algunos fazer, et semeja que an quebrantados los miembros et así los menean commo si los oviesen descoyuntados.  Todos estos joglares et joglares, cantandores et cantaderas, que tienen ofiío del diablo para ençender los omnes et mujeres en amor malo, todos son estriones et viven en grant peligro, ca non se pueden salvar menos que desanparen aquellos ofiçios del todo et vengan a penitençia.
     En esta manera de estriones se cuentan los que menean palas, que fazen algunos, et los que menean arcos et algunos otros omnes et mujeres que andan con ellos. Otrossí ay otros et otras que sin palas et sin arcos fazen juegos torpes et locos et muchas joglarías et muchos cantanres vanos de que se sirve el pecado et que pesa a Dios con él mucho et a los santos, et préçianse destas cosas et usan dellas en bodas, en vanaglorias et vegillias et en otros ayuntamientos de los omnes… Todos aquellos et aquellas que a estos estriones, conviene a saber, a los que andan en figuras de diablos o de bestias o se transforman, commo dicho es, et a los otros et a las palas et a los albardanes o maldezidores o pasafríos o joglares o joglaresas o cantandores o cantandoras de caçorría o de maldat, según dicho es, todos, digo que dan algo a los tales en razón de los ofiçios que traen pagándose dellos, pierden quanto les dan…

Las citas están extraídas del libro Teatro medieval 2: Castilla. Edición de Miguel Ángel Pérez Priego, Editorial Crítica, Barcelona, 1997, p. 231 (1), páginas 210 -211 (2) y páginas 206 -208 (3).






lunes, 26 de marzo de 2012

ROJAS ZORRILLA:FRAGMENTOS.


FRANCISCO DE ROJAS ZORRILLA
ALGUNOS FRAGMENTOS


1.- Un amante dispuesto a todo.

LUIS
Pues a mi voz te pido,
Que hagas un agasajo con tu oído:
Carranza, amigo, yo me hallé inclinado,
Costóme una deidad casi un cuidado,
Mentalmente la dije mi deseo,
Aspiraba a los lazos de Himeneo,
Y ella, viendo mi amor enternecido,
Se dejó tratar mal del dios Cupido.
Su padre, que colige mi deseo,
En Toledo la llama a nuevo empleo,
Y hoy sale de la Corte
Para lograr, indigno, otro consorte;
Por aquí ha de venir, y aquí la espero;
Convalecer a mi esperanza quiero,
Dando al labio mis ímpetus veloces,
A ver qué hace sus ojos con mis voces.
Isabel es el dueño,
Verdad del alma y alma de este empeño,
La que con tanto olvido
A un amante ferió por un marido.
Suspiraré, Carranza, ¡vive el Cielo!,
aunque me cueste todo un desconsuelo;
intimaréla todo mi cuidado,
aunque muera de haberle declarado;
culparé aquel desdén que el pecho indicia,
aunque destemple airada la caricia;
mas si los brazos del consorte enlaza,
indignaréme con el amenaza;
mis ansias, irritado, airado y fiero,
trasladaré a las iras del acero,
que es descrédito hallarme yo corrido,
quedándose mi amor tan desvalido.
Esta es la causa, porque desta suerte
Yo mismo vengo a agasajar mi muerte;
De suerte que, corrido, amante, necio,
Vendo a entrar por las puertas del desprecio;
Con el vuelo que la luz penetrar osa,
Galanteo mi muerte mariposa;
Porque en este desdén, que amante extraño,
Me suelte mi albedrío el desengaño,
Y en este sentimiento,
Mi lección deje libre mi tormento,
U para que Isabel, desconocida,
Logre mi muerte, pues logró su vida.

Rojas Zorrilla, Entre bobos anda el juego, jornada primera.

2.- García de Castañar prefiere su vida en la aldea a la vida de la corte que le ofrece el rey Alfonso (aunque él no sabe que está ante el monarca), aunque arriesgue su vida por el rey a la hora de luchar contra los enemigos de éste.

Más precio entre aquellos cerros
Salir a la primer luz,
Prevenido el arcabuz,
Y que levanten mis perros
Una banda de perdices,
Y codicioso en la empresa,
Seguirlas por la dehesa
Con esperanzas felices
De verlas pro el suelo,
Y cuando son a los ojos
Pardas nubes con piel rojos,
Batir sus alas al vuelo
Y derribar esparcidas
Tres o cuatro, y anhelando
Mirar mis perros buscando
Las que cayeron heridas,
Con mi voz que los provoca,
Y traerlas, que palpitan,
A mis manos, que las quitan
Con su gusto de su boca;
Levantarlas, ver por dónde
Entró entre la pluma el plomo,
Volverme a mi casa, como
suele de la guerra el Conde
a Toledo, vencedor;
pelarlas dentro de mi casa,
perdigarlas en la brasa,
y puestas en el asador
con seis dedos de un pernil,
que a cuatro vueltas o tres
pastilla de lumbre es,
y canela de Brasil;
y entregarlas a Teresa,
que con vinagre y aceite
y pimienta, sin afeite,
las pone en limpia mesa,
donde, en servicio de Dios,
una yo y otra mi esposa
nos comemos, que no hay cosa
como a dos predices, dos;
y levantando una presa,
dársela a Teresa, más
porque tenga envidia Bras
que por dársela a Teresa,
y arrojar a mis sabuesos
el esqueleto roído,
y oír por tono el crujido
de los dientes y los huesos,
y en el cristal transparente
brindar, y, con mano franca,
hacer la razón mi blanca
con el cristal de una fuente;
levantar la mesa, dando
gracias a quien nos envía
el sustento cada día,
varias cosas platicando.
Que aqueso es el Castañar,
Que en más estimo, señor,
que cuanta hacienda y honor
los Reyes me puedan dar.

REY
Pues, ¿cómo al Rey ofrecéis
Ir en persona a la guerra
Si amáis tanto esta tierra?

GARCÍA
Perdonad, no lo entendéis.
El Rey es de un hombre honrado,
en necesidad sabida,
De la hacienda y de la vida
Acreedor privilegiado;
Agora, con pecho ardiente,
Se parte al Andalucía
Para extirpar la herejía,
Sin dineros y sin gente;
Así, le envié a ofrecer
Mi vida, sin ambición,
Por cumplir mi obligación
Y porque me ha menester;
Que, como hacienda debida,
Al Rey le ofrecí de nuevo
Esta vida que le debo,
Sin esperar que la pida.

REY
Pues, concluida la guerra,
¿no os quedaréis en Palacio?

GARCÍA
Vívese aquí más de espacio,
Es más segura esta tierra.

Francisco de Rojas Zorrilla, Del rey abajo ninguno o El labrador más honrado, García de Castañar, jornada primera.



3. – El llanto de Filomena.

Sale Filomena llorando e Hipólito.

HIPÓLITO
Deja el llanto, Filomena,
Que si es alivio, es rigor,
Que por templarte un dolor,
Me causes a mí una pena.
Los ojos tuyos serena,
No los quiera tu piedad
Aplaudir con vanidad,
De cielos en tus desvelos,
Que para ve que son cielos
Les sobra la tempestad.
No bien destilado exhales,
Aflojar de más valor,
Si el llanto es señal de amor
No derrames las señales.
Comunícame tus males,
Esa el dolor repartido
Al peso que fue sentido,
Y si con fuego veloz,
Yerre tu pena a tu voz,
Yerra tu voz a mi oído,
Cuando a los ojos prefieres
Tanto dolor reprimido,
¿lloras porque me has querido,
o lloras porque me quieres?
Que es condición de mujeres
No ser constantes infiero
Yo pues a tus rayos muero,
Una pregunto, y mil veces,
¿lloras porque me aborreces,
o por qué?

FILOMENA.

Porque te quiero.
Cómo, di, puedes dudar
Lo que en mí llegas a ver,
¿quién lloró de aborrecer
y quién no llora de amor?
Tu sospecha he de culpar;
Y que propongas me espanto
Tanta duda, dolor tanto
En quien llora y quien suspira,
Porque el odio arguye ira,
y el amor supone llanto.

Rojas Zorrilla, Progne y Filomena, inicio de la jornada primera.

4.- Ambición y amor.
ROSIMUNDA
Por reinar, cualquier delito
Se perdona en las historias.
Por amor, en cualquier siglo
Ha merecido disculpa
La venganza, el homicidio;
Que a tanto obligan, crueles,
Las instancias de un dios niño.
Pues si el reinar, si el amor,
el perdón han merecido
y consiguen la disculpa
con sus propios desvaríos,
donde concurren conformes
el empeño y el cariño,
de buen aire es la traición,
y de buen gusto el delito.

FLABIO

Confuso estoy. Deme el cielo
En tan arduo laberinto,
O la cuerda de Teseo,
O el claro ingenio de Edipo.

ROSIMUNDA
¿Estás dudoso?

FLABIO
Soy noble.
ROSIMUNDA
¿Qué recelas?

FLABIO
Un prodigio.

ROSIMUNDA
¿Qué temes?

FLABIO
El ser traidor.

ROSIMUNDA
¿Qué huyes?

FLABIO
El ser impío.

ROSIMUNDA
¿Si me ganas?

FLABIO
Pierdo honor.

ROSIMUNDA
¿Si me pierdes?

FLABIO
No soy vivo.

ROSIMUNDA
¿Si eres rey?

FLABIO
Soy desleal.

ROSIMUNDA
¿Si nos mata?

FLABIO
Mi honor libro.

Rojas Zorrilla, Morir pensando matar, jornada segunda.






5. – Aglaes declara su amor por Bonifacio a quien toma por Candor (nombre muy significativo, por cierto, el del criado), siendo en realidad el propio Bonifacio.

BONIFACIO
(Ésta es Aglaes, mi señora; [Aparte]
que a voces lo están diciendo,
aunque la voz me lo encubra,
los olores. Ver deseo
lo que intenta).

AGLAES
Entre mis brazos,
Candor, homenaje has hecho
De guardar secreto.

BONIFACIO
Soy,
Señora, el mismo secreto.

AGLAES
Pues, Candor, fiada en él,
Sabrás que este atrevimiento
Recato de amor ha sido,
Si ser recatado y cuerdo
Puede amor; pero mi estado
le da recatos y miedos.
Sabrás, amigo, ¡ay de mí!,
Que aunque a escuras me avergüenzo
De decirte el mal que paso,
Y las penas que padezco.

BONIFACIO
¿Tú penas y sinrazones?

AGLAES
Amor es tirano y ciego;
Pero si de ti me fío,
¿qué sirven vanos rodeos?
Yo, Candor, estoy perdida,
Muerta, apurada y sin seso
Por un mancebo gallardo,
A quien quiso ingrato el cielo,
Con principio humilde y pobre,
Mediar los merecimientos.
Éste, amigo, es Bonifacio;
Porque es Bonifacio el dueño
De los sentidos, y el alma
Y la ley del entendimiento.
Esta llave le da, y dile
Que con ella cuando el tiempo
Las jurisdicciones parte
Con la luz, y con el sueño
De mi gente, recatado,
Con pies de ladrón y aliento
De amante y si luz –pues sabe
Del retrete en que yo duermo
La escalera falsa baja-
Por hurtos y manifiestos
Me vaya a ver, donde el alma
En bárbaros pensamientos
Y en amorosos discursos
Le estará guardando, puestos
A amor en las esperanzas
Y la vida en los deseos.
Y toma pro el cuidado
Estos seis mil julios buenos,
Para agradecer favores
Y para guardar secretos.

Rojas Zorrilla, La vida en el ataúd, jornada segunda.

domingo, 25 de marzo de 2012

SOBRE TEATRO DEL SIGLO DE ORO (II)




SOBRE TEATRO DEL SIGLO DE ORO (II)

1.- Definición de auto sacramental en Lope de Vega.

Comedias
A honor y gloria del Pan
Que tan devota celebra
Esta coronada villa:
Porque su alabanza sea
Confusión de la herejía
Y gloria de la fe nuestra,
todas de historias divinas.

Lope de Vega, Loa entre un villano y una labradora.


2. - Definición de auto en Calderón de la Barca.

PASTOR.
…decidme, aquellas torres
o triunfales carros que
el aire ocupan disformes,
¿para qué fin aquí están?

LABRADORA
A fin de hacer las mejores
fiestas que pudo la idea
Inventar.

PASTOR
¿Qué son?

LABRADORA
Sermones
Puestos en verso, en idea
representable cuestiones
De la Sacra Teología,
Que no alcanzan mis razones
A explicar ni comprender
Y el regocijo dispone
En aplauso de este día.

Calderón de la Barca, La Segunda Esposa.

3. – Calderón legitima algunas características de los autos:

que alegóricos fantasmas
ni tiempo ni lugar tienen. (1)

…aquí
no hay realidad de personas,
y lo alegórico puede
pasar los siglos por horas (2)

porque siendo fingidas
ideas, como somos,
de alguna fantasía
que contará esta historia
a la luz de alegoría, (…)

claro está que ni a lugares
ni a tiempos nos obliga
la precisión; y así,
porque nos facilitan
los retóricos tropos
el que el oyente mida
los instantes a horas,
las horas luego a días,
y los días a años (3)

…puesto que es segura
la metáfora, corramos
con ella sin que la calumnia
pueda haber en trajes, tiempos
ni lugares. (4)

… soy
(si en doctos términos me defino
docta Alegoría, tropo
retórico, que expresivo,
debajo de una alusión
de otra cosa, significo
las propiedades en lejos,
los accidentes en visos,
pues dando cuerpo al concepto
aun lo no visible animo..(5)

(1) Calderón de la Barca, Primero y segundo Isaac.
(2) Calderón de la Barca, El pintor de su deshonra.
(3) Calderón de la Barca, A María el corazón.
(4) Calderón de la Barca, El Maestrazgo del Toisón.
(5) Calderón de la Barca, Loa del Sacro Parnaso.




4. - El turno de Tirso de Molina:

En la comedia, los ojos
¿no se deleitan y ven
mil cosas qua hacen que estén
olvidados tus enojos?
La música ¿no recrea
El oído, y el discreto
No gusta allí de conceto
Y la traza que desea?
Para el alegre ¿no hay risa?
Para el triste ¿no hay tristeza?
¿Para el agudo agudeza?
¿Allí el necio no se avisa? (…)
De la vida es un traslado
Sustento de los discretos,
Dama del entendimiento,
Del os sentidos banquete,
De los gustos ramillete.

Tirso de Molina, El vergonzoso en palacio.




5. – Diferencia entre la naturaleza y el arte.

Esta diferencia hay de la naturaleza al arte: que lo que aquélla desde su creación constituyó, no se puede variar, y así siempre el peral producirá peras y las encinas su grosero fruto [el arte sí admite variación, y por lo tanto:] ¿Qué mucho que la comedia […] varíe las leyes de sus antepasados, e injiera industriosamente lo trágico con lo cómico, sacando una mezcla apacible destos dos encontrados poemas, y que, participando de entrambos, introduzca ya personas graves como la una, y ya jocosas ridículas, como la otra?

Tirso de Molina, Los cigarrales de Toledo.

6.- Otra opinión de un foráneo.

En cuanto a la comedia, hay compañías de comediantes casi en todas las ciudades, y en proporción mejores que la nuestras; pero no las hay pagadas por el rey. Representan en un patio donde hay muchas casa que dan a él, de manera que hay enrejados, no son de ellos, sino de los propietarios de las casas; representan de día y sin lámparas, pero su teatro no tiene tan hermosas decoraciones como las nuestras, salvo en el Buen Retiro (donde hay tres o cuatro salas de comedia diferentes), pero tienen anfiteatros y el patio.
Hay en Madrid dos sitios o salas, que ellos llaman corrala, que están siempre llenas con todos los mercaderes y todos los artesanos, que abandonando su tienda, vanse allí con la capa, la espada y el puñal, y todos se llaman caballeros, hasta los zapateros; y éstos son los que deciden si la comedia es buena o no, y a causa de si la silban o la aplauden, y los que están a uno y otro lado en fila, para hacer una especie de salva, los llaman mosqueteros, de modo que la buena suerte de los autores depende de ellos.

Me han contado de uno de esos autores que fue a encontrar a uno de esos mosqueteros y le ofreció cien reales para que se mostrase favorable a su obra; pero le respondió altivamente que ya vería si era buena o no; y fue silbada.
Los hay que tienen su sitio en el teatro, que conservan de padres a hijos, como un mayorazgo que no se puede vender ni empeñar, tanta es la pasión que sienten por eso. Las mujeres están todas juntas en el anfiteatro, en un extremo que está separado de los demás, donde los hombres no pueden ir.

François Bertaut, Journal de voyage d´Espagne, París, 1669 (viajó por España en 1659).

Los puntos 1,2 y 3 están sacados del libro Los autos sacramentales de Calderón de la Barca, de Alexander A. Parker (Ariel, 1983), el 4 y el 5 de la Historia del teatro español del Siglo de Oro, de Ignacio Arellano (Cátedra, 2005) y el último punto de La vida española en el Siglo de Oro según los extranjeros, de José María Díez Borque (Ediciones del Serbal, 1990).




viernes, 23 de marzo de 2012

SOBRE TEATRO DEL SIGLO DE ORO (I)

SOBRE TEATRO DEL SIGLO DE ORO(I)

1.- Bances Candamo define el subgénero “comedia de capa y espada”.

(Comedia de capa y espada) “son aquellas cuyos personajes son sólo Caballeros y particulares, como Don Juan, y Don Diego, etcétera, y los lances se reducen a duelos, a celos, a esconderse el galán, a taparse la Dama, y, en fin a aquellos sucesos más caseros de un galanteo”.
“Estas de capa y espadas han caído ya de estimación, porque pocos lances puede ofrecer la limitada materia de un galanteo particular que no se parezcan a otros, y sólo Don Pedro calderón lo supo estrechar de modo que tuviesen viveza y gracia, suspensión en enlazarlos, y travesura gustosa en deshacerlos.”

Francisco Bances Candamo, Theatro de los Theatros (1689-1690).


2.- Suárez de Figueroa describe irónicamente el programa de una comedia.

Sacaré al tablado una dama y un galán, éste con su lacayo gracioso y aquélla con su criada, que le sirva de requiebro. No me podrá faltar un amigo del enamorado, que tenga una hermana, con que dar celos en ocasión de riñas. Haré que venga un soldado de Italia y se enamore de la señora que hace el primer papel. Por dar picón al querido, favorecerá en público al recién llegado. En viéndolo, vomitará bravuras el celoso. Andarán las quejas con el amigo, y pondréle en punto de perder el seso, y aun quizá le remataré del todo, de forma que diga sentencias amorosas a propósito; y aquí por ningún caso se podrá excusar un desafío. Al sacar las espadas, los meterán en paz los que los van siguiendo, avisados del lacayo que se deshará con muestras de valentías cobardes. El padre del ofendido hará diligencias por divertirle de aquella afición; que aunque muy honrada, ha de ser pobre la querida. Para esto tratará de casarle con la hermana del amigo, y efectuaráse el desposorio sin comunicarle con las partes; no más que dando noticia con algunas vislumbres, bastantes para que lo lleguen a saber los interesados. En tiempo de tantas veras, quitaránse los amantes las máscaras, y descubriráse ser fingido el favor hecho al forastero. Así, cuando entienden los padres tener ya conclusión el matrimonio, remanecerán casados los que riñeron. El padre tomará el cielo con las manos; mas, al fin, se aplacará con ruegos de los circunstantes. Convendrá, pues, ahora consolar a los que intervinieron en la representación desta manera: descubriráse ser el soldado hermano del novio que desde muy pequeño se fue a la guerra. Arañes grandes alegrías, y éste se juntará en matrimonio con la hermana del amigo, digamos, con la que ha de ser repudiada. Inhumanidad sería de estos, gozosos por tales acontecimientos, carecieren de una hermana con quien poder acomodar ala amigo. Pues el gracioso y la criada de suyo se están casados. Con esto acabará la comedia.

Cristóbal Suárez de Figueroa, El Pasajero, (1617)


3. – Calderón del Barca riéndose de las convenciones del género y de sí mismo.

Pensarán que está acabada
La comedia con casarse
Los galanes y las damas;
Pues escuchen vuesarcedes,
Que otro pedacito falta.

(Los empeños de un acaso)

¿Es comedia de Don Pedro
Calderón, donde ha de haber
Por fuerza amante escondido,
O rebozada mujer?

(No hay burlas con el amor)

4.- La opinión de un discípulo de Lope:

La comedia es una traza
Que, desde que se comienza
Hasta el fin, todo es amores,
Todo gusto, todo fiestas.

Carlos Boli, Romance a un licenciado que deseaba hacer comedias



5. – Tipos de compañías y actores.

SOLANO: - Pues sabed que hay ocho maneras de compañías y representantes, y todas diferentes.
RAMÍREZ: - Para mí es tanta novedad ésa como esotra.
ROJAS: Por vida de Solano que nos las digáis.
SOLANO: - Habéis de saber que hay bululú, ñaque, gangarilla, cambaleo, garnacha, bojiganga, farándula y compañía. El bululú es un representante solo que camina a pie y pasa su camino y entra en el pueblo, habla al cura y dícele que sabe una comedia y alguna loa, que junte al barbero y sacristán y se la dirá porque le den alguna cosa para pasar adelante. (…)
Ñaque es dos hombres (….): éstos hacen un entremés, algún poco de un auto, dicen unas otavas, dos o tres loas, llevan una barba de zamarro, tocan el tamborino y cobran a ochavo y en esotros reinos a dinerillo (…), viven contentos, duermen vestidos, caminan desnudos, comen hambrientos y espúlganse le verano entre los trigos y en el invierno no sienten con el frío los piojos.
Gangarilla es compañía más gruesa: ya van aquí tres o cuatro hombres, uno que sabe tocar una locura; llevan un muchacho que hace la dama, hacen el auto de La oveja perdida, tienen barba y caballera, buscan saya y toca prestada(…), hacen dos entremeses de bobo, cobran a cuarto, pedazo de pan, huevo y sardina y todo género de zarandaja(…); éstos comen asado, duermen en el suelo, beben su trago de vino, caminan a menudo, representan en cualquier cortijo y traen siempre los brazos cruzados. (…)

Cambaleo es una mujer que canta y cinco hombres que lloran; éstos traen una comedia, dos autos, tres o cuatro entremeses, un lío de ropa que le puede llevar un araña (…) están en los lugares cuatro o seis días, alquilan para la mujer una cama, y el que tiene amistad con la huéspeda dale un costal de paja, una manta y duerme en la cocina y en el invierno el pajar es su habitación eterna.
Compañía de garnacha son cinco o seis hombres, una mujer que hace la dama primera y un muchacho la segunda; llevan un arca con dos sayos, una ropa, tres pellicos, barbas y cabelleras y algún vestido de la mujer, de tiritaña. (…)
En la bojiganga van dos mujeres y un muchacho, seis o siete compañeros, y aun suelen ganar muy buenos disgustos, porque nunca falta un hombre necio, un bravo, un mal sufrido, un porfiado, un tierno, un celoso ni un enamorado; y habiendo cualquiera déstos, no pueden andar seguros, vivir contentos ni aun tener muchos ducados.
Farándula es víspera de compañía: traen tres mujeres, ocho y diez comedias, dos arcas de hato; caminan en mulos de arrieros y otras veces en carros, entran en buenos pueblos, comen apartados, tienen buenos vestidos, hacen fiestas de Corpus a doscientos ducados, viven contentos. (…)
En las compañías hay todo género de gusarapas y baratijas: entrevan cualquier costura, saben de mucha cortesía; hay gente muy discreta. Hombres muy estimados, personas bien nacidas y aun mujeres muy honradas. (…).

Agustín de Rojas Villandrando, El viaje entretenido (1624)








6. – La opinión de una extranjera.

En otro tiempo las personas virtuosas no se podían resolver a ir ala teatro, porque no se veían allí más que acciones contrarias a la modestia y se escuchaban palabras que ofendían la libertad. Los actores avergonzaban a las gentes de bien, halagaban el vicio y condenaban la virtud. Los combates ensangrentaban la escena; el más débil era siempre oprimido por el más fuerte, y el uso autorizaba el crimen. Pero desde que Lope de Vega ha trabajado con éxito en reformar el teatro español, ya no pasa nada en él contrario a las buenas costumbres; y el confidente, el criado y el campesino conservan su sencillez natural y la hacen agradable pro su alegre ingenuidad; encontrando el secreto de curar a nuestros príncipes y aun a nuestros reyes de la enfermedad de no entender las verdades o los defectos que pueden formar parte de ellas. Él es quien prescribe reglas a esos alumnos y el que les enseña a hacer comedias en tres jornadas, que quiere decir en tres actos. Hemos visto después brillar a los Montalbanes, Mendozas, Rojas, Alarcones, Vélez, Mira de Amescua, Coellos, Villaizanes. Pero, al fin, don Pedro calderón excedió en lo serio y en lo cómico y sobresalió de todos los que le habían precedido.
No pude evitar el decirle que había visto en Vitoria una comedia que me había parecido bastante mela, y que si me hubiera permitido exponer mi juicio, no hubiera querido el que la mezclasen con tragedias santas, que poden ser tratadas con respeto, y que, con relación al asunto, deben de ser tratado dignamente, y no con bufonadas inútiles y necias.

Marie Catherine le Jumel de Barneville, Relation du voyage d´Espagne, París, 1691


miércoles, 14 de marzo de 2012

LOPE, POETA EN SUS COMEDIAS






LOPE, POETA EN SUS COMEDIAS.

La desesperación de no ser amado

Federico.
¿Qué buscas, imposible pensamiento?
Bárbaro, ¿qué me quieres? ¿Qué me incitas?
¿Por qué la vida sin razón me quitas,
donde volando aun no te quiere el viento?

Detén el vagaroso movimiento,
Que la muerte de entrambos solicitas;
Déjame descansar, y no permitas
Tan triste fin a tan glorioso intento.

No hay pensamiento, si rindió despojos,
Que sin determinado fin se aumente;
Pues dándole esperanzas sufre enojos.

Todo es posible a quien amando intente,
Y sólo tú naciste de mis ojos,
Para ser imposible eternamente.

Soneto del acto segundo de El castigo sin venganza.





Dos abecés de amor.

Peribáñez
Amar y honrar su marido
Es letra de este abecé,
Siendo buena por la B,
Que es todo el bien que te pido.
Haráte cuerda la C,
La D, dulce, y entendida,
La e, y en la F en la vida
firme, fuerte y de gran fe.
La g, grave, y para honrada,
La h, que con la I
Te hará ilustre, si de ti
Queda mi casa ilustrada.
Limpia será por la L,
Y por la M, maestra
De tus hijos, cual lo muestra
Quien de sus vicios se duele.
La N te enseña un no
A solicitudes locas;
Que este no, que aprenden pocas,
Está en la N y la O.
La P te hará pensativa;
La Q, bienquista; la R,
Con tal razón, que destierre
Toda locura excesiva.
Solicita te ha de hacer
De mi regalo la S;
La T, tal que no pudiese
Hallarse mejor mujer.
La V te hará verdadera;
La X, buena cristiana,
Letra que en la vida humana
Has de aprender la primera.
Por la Z has de guardarte
De ser zelosa; que es cosa
Que nuestra paz amorosa
Puede, Casilda, quitarte.
Aprende este canto llano;
Que con aquesta cartilla
Tú serás flor de la villa,
Y yo el más noble villano.

Casilda.
Estudiaré, por servirte,
Las letras de ese abecé;
Pero dime si podré
Otro, mi Pedro decirte,
Si no es acaso licencia.

Peribáñez
Antes yo me huelgo. Di;
Que quiero aprender de ti.

Casilda.
Pues escucha y ten paciencia.
La primera letra es la A,
que altanero no has de ser;
por la B no me has de hacer
burla para siempre ya.
La C te hará compañero
En mis trabajos; la D,
Dadivoso, pro la fe
Con que regalarte espero.
La F, de fácil trato;
La G, galán para mí;
La H, honesto, y la I,
Sin pensamiento de ingrato.
Por la L liberal,
Y por la M, el mejor
Marido que tuvo amor,
Porque es el mayor caudal.
Por la N, no serás
Necio, que es fuerte castigo;
Por la O, sólo conmigo
Todas las horas tendrás.
Por la P, me has de hacer obras
De padre; porque quererme
por la Q, será ponerme
en la obligación que cobras.
Por la R, regalarme,
Y por la S, servirme;
por la T, tenerte firme;
por la V, verdad tratarme;
por la X, con abiertos
brazos imitarla ansí (Abrázale)
y como estamos aquí,
estemos después de muertos.

Peribáñez.
Yo me ofrezco, prenda mía,
A saber este abecé.

Acto 1º de Peribáñez y el comendador de Ocaña.




¿Mujer leída?

OCTAVIO
¿Quién le mete a una mujer
con Petrarca y Garcilaso,
siendo su Virgilio y Taso
hilar, labrar y coser?
Ayer sus librillos vi,
Papeles y escritos varios;
Pensé que devocionarios,
Y desta suerte leí:
Historia de dos amantes,
Sacada de lengua griega;
Rimas, de Lope de Vega;
Galatea, de Cervantes;
El Camoes de Lisboa,
Los pastores de Belén;
Comedias de don Guillén
de Castro, Liras de Ochoa;
Canción que Luis Vélez dijo
En la academia del duque
De Pastrana; Obras de Luque;
Cartas de don Juan de Arguijo;
Cien sonetos de Liñán;
Obras de Herrera el divino,
El libro del Peregrino,
Y El pícaro, de Alemán.
Mas, ¿qué os canso? Por mi vida,
Que se los quise quemar.
MISENO
Casalda y veréisla estar
Ocupada y divertida
En el parir y el criar.

Acto tercero de La dama boba.




La ominosa aparición de la sombra

Al entrar, una sombra con una máscara negra y sombrero y puesta la mano en el puño de la espada, se le ponga delante.

ALONSO
¿Qué es esto? ¿Quién va? De oírme
no hace caso. ¿Quién es? Hable.
¡Que un hombre me atemorice,
no habiendo temido tantos!
¿Es don Rodrigo? No dice
quién es.

SOMBRA
Don Alonso.

ALONSO
¿Cómo?

SOMBRA
Don Alonso.

ALONSO
No es posible.
Mas otro será, que yo
Soy don Alonso Manrique.
Si es invención, meta mano.
Volvió la espada; seguirle
Desatino me parece.
¡Oh imaginación terrible!
¡Mi sombra debió de ser!
Mas no, que en forma visible
Dijo que era don Alonso.
Todas son cosas que finge
La fuerza de la tristeza,
La imaginación de un triste.
¿Qué me quieres, pensamiento,
que con mi sombra me afliges?
Mira que temer sin causa
Es de sujetos humildes.
O embustes de Fabia son,
Que pretende persuadirme
Porque no vaya a Olmedo,
Sabiendo que es imposible.

Acto tercero de El caballero de Olmedo.



La consulta al espejo de la dama y los consejos de la criada

LEONOR
Voy, Elvira, a consultar
Solo un instante el espejo
Que he menester su consejo
Para acertarme a casar.

ELVIRA
Ponte un poco de salud,
Aunque la vergüenza hará
Su oficio, que luego está
En el rostro su inquietud.
De otra capa de jazmín
A la de aquesta mañana
Porque asiente bien la grana
Del granadino carmín.
Ensaya en el qué manera
De rostro te estará bien
Y sea conforme a quien
Verte y cautivarte espera.
Si te agradare risueño
Mírame acá, y si te enfada,
Triste, que si no te agrada
Despídase de tu dueño.
Si fuere muy desigual
Abre los ojos así,
Para que conozca en ti
Que te ha parecido mal.
Y si fuera pica seca
Destos de gala en pelota
Pon un rostro de chacona
Que es risa falsa con mueca.


Acto primero de Servir a señor discreto.




Elvira reclama justicia al rey

ELVIRA
Luego que tu nombre
Oyeron mis quejas,
Castellano Alfonso,
Que a España gobiernas,
Salí de la cárcel
Donde estaba presa,
A pedir justicia
A tu Real clemencia.
Hija soy de Nulo
De Aibar, cuyas prendas
Son bien conocidas
Por toda esta tierra.
Amor me tenía
Sancho de Roelas;
Súpulo mi padre,
Casarnos intenta.
Sancho, que servía
A Tello de Neira,
Para hacer la boda
Le pidió licencia;
Vino con su hermana,
Los padrinos eran;
Viome y codiciome,
La traición concierta.
Difiere la boda,
Y vino a mi puerta
Con hombres armados
Y máscaras negras.
Llevóme a su casa,
Donde con promesas
Derribar pretende
Mi casta firmeza;
Y desde su casa
A un bosque me lleva,
Cerca de una quinta,
un cuarto de legua;
allí, donde sólo
la arboleda espesa
que al sol no dejaba
que testigo fuera,
escuchar podía
mis tristes endechas.
Digan mis cabellos,
Pues saben las yerbas
Que dejé en sus hojas
Infinitas hebras,
Qué defensa hice
Contra sus ofensas.
Y mis ojos digan
Qué lagrimas tiernas,
Que a un duro peñasco
Ablandar pudieran:
Viviré llorando,
Pues no es bien que tenga
Contento ni gusto
Quien sin honra queda.
Sólo soy dichosa
En que pedir pueda
Al mejor alcalde
Que gobierna y reina,
Justicia y piedad
De maldad tan fiera.
Ésta pido, Alfonso,
A tus pies, que besan
Mis humildes labios,
ansí libres vean
Descendientes tuyos
Las partes sujetas
De los fieros moros
Con felice guerra:
Que si no te alaba
Mi turbada lengua,
Famas hay y historias
Que la harán eterna.


Acto tercero de El mejor alcalde, el rey.



Y el maravilloso homenaje de José Hierro a Lope de Vega

Lope. La noche. Marta.

He abierto la ventana. Entra sin hacer ruido
(afuera deja sus constelaciones).
«Buenas noches, Noche».
Pasa las páginas de sombra
en las que todo está ya escrito.
Viene a pedirme cuentas.

«Salí al rayar el alba -digo-.
Lamía el sol las paredes leprosas.
Olía a vino, a miel, a jara»
(Deslumbrada por tanta claridad
ha entornado los ojos).
La llevan mis palabras por calles, ascuas, no lo sé:
oye la plata de las campanadas.
Ante la puerta de la iglesia
me callo, me detengo -entraría conmigo
si yo no me callase, si no me detuviera-;
yo sé bien lo que quiere la Noche;
lo de todas las noches;
si no, por qué habría venido.

Ya mi memoria no es lo que era. En la misa del alba
no dije Agnus Dei qui tollis peccata mundi,
sino que dije Marta Dei (ella es también cordero de Dios
que quita mis pecados del mundo).
La Noche no podría comprenderlo,
y qué decirle, y cómo, para que lo entendiese.

No me pregunta nada la Noche,
no me pregunta nada. Ella lo sabe todo
antes que yo lo diga, antes que yo lo sepa.
Ella ha oído esos versos
que se escupen de boca en boca, versos
de un malaleche del Andalucía
-al que otro malaleche de solar montañés
llamara «capellán del rey de bastos»-
en los que se hace mofa de mí y de Marta,
amor mío, resumen de todos mis amores:
Dicho me han por una carta
que es tu cómica persona
sobre los manteles, mona
y entre las sábanas, Marta.
qué sabrá ese tahúr, ese amargado
lo que es amor.
La Noche trae entre los pliegues de su toga
un polvillo de música, como el del ala de la mariposa.
Una música hilada en la vihuela
del maestro del danzar, nuestro vecino.
En la cocina la estará escuchando Marta;
danzará, mientras barre el suelo que no ve,
manchado de ceniza, de aroma, de trigo candeal,
de jazmines, de estrellas, de papeles rompidos.
Danza y barre Marta.

Pido a la Noche que se vaya. Hasta mañana, Noche.
Déjame que descanse. Cuando amanezca regaré el jardín,
saldré después a decir misa
-Deus meus, Deus meus, quare tristis est anima mea-
luego volveré a casa, terminaré una epístola en tercetos,
escribiré unas hojas
de la comedia que encargaron unos representantes.
Que las cosas no marchan bien en el teatro,
y uno no puede dormirse en los laureles.

Hasta mañana, Noche.
Tengo que dar la cena a Marta,
asearla, peinarla (ella no vive ya en el mundo nuestro),
cuidar que no alborote mis papeles,
que no apuñale las paredes con mis plumas
-mis bien cortadas plumas-,
tengo que confesarla. «Padre, vivo en pecado»
(no sabe que el pecado es de los dos),
y dirá luego: «Lope, quiero morirme»
(y qué sucedería si yo muriese antes que ella).
Ego te absolvo.
Y luego, sosegada, le contaré, para dormirla,
aventuras de olas, de galeones, de arcabuces, de rumbos
marinos,
de lugares vividos y soñados: de lo que fue
y que no fue y que pudo ser mi vida.

Abre tus ojos verdes, Marta, que quiero oír el mar.


Poema incluido en Agenda (1991) de José Hierro

Las imágenes que ilustran esta entrada están sacadas de la Biblioteca Cervantes, concretamente de las páginas dedicadas a Lope de Vega. La primera es una de las más famosas imágenes del poeta, la segunda es un dibujo para el escenario de El castigo sin venganza. La tercera una de las cartas del dramaturgo, la cuarta un esbozo para el escenario de un auto sacramental de Lope. La siguiente el dibujo de uno de los trajes del vestuario para Fuenteovejuna. Por último, una imagen del escritor que ilustraba la edición de su obra la Jerusalén conquistada (1609, es decir, que tenía cuarenta y seis años).
Respecto al poema bellísimo de José Hierro, recomiendo escucharlo en la voz de su autor, que está disponible en internet, pues Hierro era un extraordinario lector de su propia poesía.

sábado, 14 de mayo de 2011

EL TEATRO DEL SIGLO XVIII



4. – El teatro de siglo XVIII.

La reacción crítica contra el teatro del Siglo de Oro, iniciada por Luzán, creció durante el reinado de Carlos III, llegándose a prohibir el autos sacramentales. Triunfa en este momento la preceptiva clásica, que se rige por la razón, el buen gusto y la regla de las tres unidades. Esto trae consigo el cultivo de un teatro neoclásico inspirado en el francés: Corneille y Racine para la tragedia y Molière para la comedia. A pesar de tod ello, lo cierto es que todavía en el siglo XVIII la mayoría de los espectadores prefería las comedias barrocas -que después de tanto tiempo habían perdido su fuerza a la par que a creadores de auténtica talla -, sobre todo por lo que éstas tenían de espectáculo: el personaje que era izado hasta el cielo o que se hundía en el infierno, los sonidos de los truenos y el destello de los relámpagos, los mil y un trucos escénicos que se desarrollaban ante sus ojos, en definitiva.







A) La tragedia neoclásica.
Los autores más sobresalientes de este género dramático fueron Nicolás Fernández de Moratín y Vicente García de la Huerta. Ambos partidarios de teatro francés –como todos los autores de esta época, en realidad-. El primero escribió varias tragedias (Lucrecia, Hormesinda y Guzmán el Bueno) y una comedia, Petimetra; ninguna de ellas tuvo éxito. No es el caso de Raquel, tragedia en endecasílabos a partir de un tema tradicional: la leyenda toledana protagonizada por una judía amante del rey Alfonso VIII, que sí gozó de aceptación popular.





B) La comedia neoclásica.
Sin duda alguna el autor más celebrado de esta corriente literaria dramática fue Leandro Fernández de Moratín, que tomando como modelo a Molière, escribió una serie de cinco obras en prosa y con clara intención moral: El viejo y la niña, el barón y La mojigata; de todos modos, sus mejores creaciones, y también las más exitosas fueron El sí de la niñas y La comedia nueva o El café. Los temas fundamentales de sus comedias son la libertad de elección en el matrimonio y la necesaria igualdad de los cónyuges en edad y condición social. Habría que incluir aquí, igualmente, dos obras de Tomás de Iriarte, que no vamos a decir que fueran un gran éxito de publico -excepto Moratín hijo, ningún autor del Neoclasicismo se puede afirmar que tuviera lo que entendemos por éxito de público-, pero sí que tuvieron una más que buena aceptación: La señorita malcriada y una especie de continuación en versión masculina, El señorito mimado.


De todas formas, el autor de mayor éxito en el siglo XVIII es Ramón de laCruz con sus sainetes, cuatrocientas piezas breves que retratan el Madrid castizo de la época. Las castañeras picadas, La pradera de San Isidro o Manolo constituyen valioso cuadros de costumbres, verdaderos documentos de época, escritos generalmente en verso, con romances, seguidillas, letrillas u otras formas populares. A pesar del clasicismo de moda, tuvieron un gran éxito, aunque con el tiempo fueron cayendo en el olvido hasta hace un par de temporadas que se representó una selección con una muy buena acogida de público.


El último gran nombre de este siglo sería el de Gaspar Melchor de Jovellanos, aunque en realidad sólo escribió una obra de teatro, que se considera, por si fuera poco, un precedente del Romanticismo, El delincuente honrado. Obra en prosa, además del contenido filosófico, el autor la envuelve en una sensibilidad emotiva de corte rousseauniano, filantrópico y sentimental, que permite considerarla como la primera obra dramática romántica de la escena española.
























El Instituto Feijoo del siglo XVIII de la Universidad de Oviedo lleva varios años publicando las obras completas de Jovellanos, así como una gran cantidad de documentos de muy diverso tipo referidos a llamado Siglo de las Luces. De igual modo, el tantas veces mencionado Centro Virtual Cervantes ofrece un amplísimo desarrollo de los autores más significativos de la Ilustración, hasta el punto que no sólo incluye las obras completas de los mismos, sino que también incorpora manuscritos originales, ediciones de época, ilustraciones de los autores y de las personas que tuvieron relación con ellos, etc. De hecho, ese es un de los escasísimos lugares en los que se puede leer la curiosa parodia que Félix Samaniego -el popular fabulista - escribió sobre una tragedia del también famoso creador de fábulas Tomás de Iriarte, cuyo título ya es suficientemente expresivo de las intenciones de la obra: Parodia de Guzmán el Bueno, soliloquio o monólogo, escena trágico-cómico-lírica unipersonal.






TEATRO SIGLO DE ORO (III)




H) Dramaturgos del ciclo de Lope de Vega.

Entre los muchos seguidores de la forma dramática lopesca, podemos mencionar cuatro nombres que, así mismo, obtuvieron un gran éxito popular con algunas de sus creaciones dramáticas. Guillén de Castro (1569 – 1631) destaca por dos dramas histórico-legendarios, Las mocedades del Cid y El conde Alarcos. El conflicto entre los deberes sociales y los sentimientos más íntimos de los personajes constituyen el núcleo temático de sus obras, de entre las que merece la pena citar también la divertida comedia Los malcasados de Valencia, donde el fracaso matrimonial termina en divorcio.

Por su parte, Luis Vélez de Guevara (1579 – 1644) comparte con Lope la soltura en la versificación, el dinamismo escénico y un intenso dramatismo. Todos estos aspectos se ponen de manifiesto en su obra maestra, Reinar después de morir, donde dramatiza la trágica historia de amor del rey don Pedro de Portugal y doña Inés de Castro. Amor, feminismo, bandolerismo y ambientación popular son los ingredientes de comedias como La luna de la sierra, La serrana de la vera y la niña de Gómez Arias.




El mejicano Juan Ruiz de Alarcón escribió cerca de treinta comedias inspiradas en la vida cotidiana y en leyendas históricas. Escribe un teatro caracterizado por el sentido de la perfección, la originalidad, la mesura de los personajes, de tono sobrio y coloquial del lenguaje, la habilidad para urdir la intriga y la crítica moral de las apariencias. Donde obtiene sus mayores logros artísticos es en las comedias de costumbres urbanas, de tema amoroso y fino humor, como Las paredes oyen, No hay mal que por bien no venga o La verdad sospechosa.

Antonio Mira de Amescua fue autor de unas sesenta obras dramáticas sobre temas religiosos, costumbristas e histórico-legendarios. Las virtudes de su teatro se reflejan en su obra más conocida, El esclavo de demonio, sobre la leyenda fáustica de don Gil de Santarem, que vende su ama al diablo a cambio del amor de una mujer. La Fénix de Salamanca y No hay burlas con las mujeres son dos comedias de enredo con fuertes caracteres femeninos.

I) Dramaturgos del ciclo de Calderón.

De entre los muchos dramaturgos adscritos al grupo o ciclo de Calderón de la Barca, a Francisco de Rojas Zorrilla y a Agustín Moreto. El primero de ellos es uno de los más notables del teatro del Siglo de Oro y escribió tragedias, comedias y piezas religiosas. En el tratamiento del honor, Rojas Zorrilla se muestra defensor de la mujer. Sus heroínas se equiparan al hombre en el derecho a acordar libremente su matrimonio y a ejercer la venganza del honor por sí mismas. Del rey abajo, ninguno es el título de su tragedia más lograda. La gran aportación de Rojas al teatro barroco es la comedia de figurón, basada en el personaje del hidalgo pretencioso y envanecido. Su mejor comedia es, sin duda alguna, Entre bobos anda el juego.

La producción teatral de Agustín Moreto es pequeña y difícil de cuantificar. Cultivó la comedia y el drama religioso, pero no ofrece un teatro de gran originalidad. Sin embargo, esa carencia se ve compensada por la maestría en la versificación y por la lograda caracterización psicológica de los personajes. El tono medido y refinado de teatro de Moreto, así como el carácter cómico de sus protagonistas, tiene su mejor traducción en El desdén con el desdén y El lindo don Diego, dos comedias de asunto amoroso.

J) Los subgéneros dramáticos.







Auto sacramental: en un acto, se tratan temas bíblicos,hagiográficos y teológicos con intervención de personajes alegóricos que encarnan la vida y la muerte, al alma y el cuerpo, la virtud y el vicio… Se representaban con gran lujo escénico en las fiestas del Corpus y su más excelso creador fue Calderón de la Barca.
Farsa: Forma breve de carácter cómico y satírico, cuyos orígenes se remontan al teatro clásico griego. Su desarrollo comienza en España a finales de siglo XV con Gil Vicente y llega hasta el siglo XX en autores como Valle-Inclán. Alberti o Lorca.
Entremés: Pieza de carácter cómico, en prosa o verso y en un acto, en a que intervienen tipos populares. Se solían representar entre las jornadas de las comedias del Siglo de Oro y gozaban de gran aceptación entre el pueblo. En el siglo XVIII es reemplazado por el sainete, cuyos mejores ejemplos son los de Ramón de la Cruz y Arniches (ya en el XX).
Loa: breve composición en verso que se utilizaba como prólogo o introducción de la comedia. En ella se refería su argumento y se elogiaba a su destinatario.
Jácara: El término es sinónimo de reunión de rufianes y pendencieros. Hacer referencia a una pequeña composición poético-musical que tiene como eje temático el mundo del hampa. Se cantaba entre las jornadas o al final de las comedias. Célebres autores fueron Quiñones de Benavente y Francisco de Quevedo.
Mojiganga: pieza breve en verso que, por sus personajes estrafalarios, juegos de disfraces, cima caótico y alusiones satíricas, tenía un contenido carnavalesco. A veces se representaba de manera independiente, o final de la comedia. Calderón escribió las más famosas.
Baile: forma muy breve en a que se combina letra, música y mímica; se intercalaba entre las jornadas de la comedia. Quevedo puso letra a varios bailes.


Muchas de las obras dramáticas del siglo XVII se pueden leer en la página web http://www.teso.chadwyck.com/ y no pocas ilustraciones, sin ir más lejos las que ilustran esta entrada y la anterior, se pueden encontrar en el Centro Virtual Cervantes, así como muy diversas aportaciones relacionadas con el teatro aureosecular; de hecho, entre el abundante material que ofrece ese portal pueden escucharse pequeños fragmentos de monólogos y diálogos de algunas de las obras más populares de teatro de Calderón de la Barca: www.cervantesvirtua.com/bib_autor/calderon/voces.html

Otros proyectos que tienen que ver con este apartado son los de la edición de los autos sacramentales completos de Calderón de la Barca, dentro la actividad del GRISO de la Universidad de Navarra; el proyecto Prolope, que se viene llevando a cabo desde la Universidad de Barcelona desde hace ya bastantes años. Lo mismo se puede decir de Proteo, que desde la Universidad de Burgos ha emprendido la publicación de la obra completa de Agustín Moreto y cuyo trabajo se puede ir viendo en la página http://www.moretianos.com/